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by Luis Manuel Martínez Domínguez / abril 6, 2023

La alta sensibilidad en machos humanos

Me permito ilustrar el artículo con una imagen de Bruce Springsteen para mostrar a un Macho Altamente Sensible (MAS) al que pocos identificarían como tal (Springteen, 2016). Es posible que al imaginar a un MAS te venga la imagen de un hombre «lírico» y pocos se atreverían a pensar que…

Me permito ilustrar el artículo con una imagen de Bruce Springsteen para mostrar a un Macho Altamente Sensible (MAS) al que pocos identificarían como tal (Springteen, 2016). Es posible que al imaginar a un MAS te venga la imagen de un hombre «lírico» y pocos se atreverían a pensar que un MAS pueda ser «épico». Y sin embargo, dependiendo del temperamento, de las circunstancias y de los acontecimientos, pueden mostrarse extremadamente épicos, líricos y dramáticos, con todo lo bueno y lo malo que puede conllevar.

En este artículo voy a reflexionar sobre la realidad de ser MAS en un contexto social donde «macho» y «alta sensibilidad» pueden resultar contradictorios en los moldeamientos culturales más generalizados.

Debido a las costumbres sociales, se supone que los hombres no deben expresar emociones como el miedo y la tristeza, y se les dice que no deben dejar que nada los moleste, lo que hace que el rasgo de la sensibilidad sea particularmente desafiante para los hombres.

Ted Zeff

A esto hay que añadir la carga negativa que ya por sí, tiene la categoría «alta sensibilidad», incluso para las hembras, considerándolas personas débiles y «demasiado sensibles»; algo que la persona debería corregir y si no es posible, se le deberá proteger. Pero precisamente, desde la educación sensible se entiende que la personas con alta sensibilidad se les atiende mejor sacándolas de su zona de seguridad y acompañándolas a la zona de riesgo, dónde su alta sensibilidad bien gestionada resulta un valor añadido para sí y para la comunidad (Martínez-Domínguez, 2021).

Las categorías «macho» y «hembra» son categorías biológicas generales que se aplican a todas las especies que se reproducen de forma sexual. Los humanos no son especiales en este sentido. Este hecho en sí existe independientemente de la cultura o de cómo sean entendido socialmente.

Así independientemente del lenguaje que se utilice para describir estos hechos biológicos, las hembras continuarán produciendo óvulos y los machos seguirán produciendo espermatozoides si se dan las condiciones.

La «sensibilidad» como categoría es biológica cuando se aplica a todos los seres vivos (las plantas tienen sensibilidad), es una categoría psicológica cuando se aplica a todos los seres vivos con procesos psicológicos con los que no sólo viven, sino que además vivencian (un perro, por ejemplo), aunque sea de forma instintiva.

Y también, «sensibilidad» es una categoría antropológica cuando se aplica a los seres humanos de tal modo que la sensibilidad en humanos, además de las dimensiones sensibles de viviente y vivenciante, cuentan con un sensibilidad libre y abierta al origen, a lo original y en particular a la propia originalidad.

Si bien todas las personas son originales en su sensibilidad y por tanto, lo son todas las personas altamente sensibles; no hay dos iguales. Se requiere hacer categorías para poder investigar y hablar, pero siempre sabiendo que son reduccionismos necesarios y que deben comprenderse con madurez intelectual.

Entre las categorías que se pueden diferenciar en el ser humano, están la de MAS, y esto se hace en relación con el resto de machos y con las hembras altamente sensibles (HAS). En este segundo supuesto, tanto machos como hembras pertenecen a la categoría persona altamente sensible (PAS), cada cual con su forma original de ser PAS. Además, dentro de la categoría PAS se pueden hacer muchas subcategorías en torno a algún rasgo en común que las agrupa y las diferencia de las que no tienen ese rasgo. Así la categoría MAS y la HAS se diferencian por el dimorfismo sexual, lo que presumiblemente les lleve a manifestar su ser PAS condicionados por ese diferencial biológico. Pero además, asumiendo el moldeamiento cultural diferencial que se hace de los machos y de las hembras humanas, está más que justificado que se analice la realidad de MAS como categoría diferenciada.

Al considerar la originalidad de cada MAS en una sociedad en la que el moldeado cultural orienta a los machos a ciertas manifestaciones para ser aceptados como tales, la «alta sensibilidad» no se encuentra entre las más tradicionales. Así es comprensible que el MAS camufle su rasgo, lo desarrolle en la clandestinidad, quede herido por impactos de rechazo manifiesto contra su ser original, no se acepte a sí mismo como MAS o también puede herirse por su alta capacidad para captar, empatizar o intuir rechazo oculto, ya sea real o simplemente percibido, aunque no sea real.

Si utilizamos como analogía los decibelios de ruido, existe un umbral en que las personas empiezan a verse dañadas. El umbral de sonido en conversación normal son 60 decibelios. Si una persona tuviera una capacidad auditiva más sensible, escucharía sonidos que nadie más escucha, pero el sonido normal sería como estar todo el día en un bar con bullicio. Vivir así es insoportable y si lo soporta es que se ha fortalecido. Las PAS no son más sensibles por que tengan unos sentidos más afinados, sino por la sensibilidad del procesamiento sensorial (Acevedo, 2020).

Como analogía, lo que quiero mostrar es que vivimos en un mundo dinamizado para relacionarnos con una sensibilidad promedio y esto hace que las PAS vivan frecuentemente abrumadas, pero cuando logran gestionar su alta sensibilidad y vivir con normalidad, quiere decir, en cierto sentido, que son más fuertes y no más débiles como tan desafortunadamente se les considera muchas veces, pidiéndoles «un esfuerzo más».

Se debe recordar que el MAS es muy intenso y una pequeña manifestación, un olvido, un mal gesto, que para otra persona no es más que una reacción sin importancia, para un MAS puede ser valorada como muy significativa. En particular, si de niño esas pequeñas manifestaciones eran constantes. La sensibilidad si no se sana se manifiesta como irritabilidad, y cualquier microdesprecio, microrechazo o microestimulación lo puede magnificar.

Esta circunstancia le hace sentirse menos estimable o que debe mantener ciertos comportamientos para ser estimado. En su esfuerzo por ganarse la estima, puede caer bajo influencias de manipulación o de abuso y para defenderse, se construya un personaje que imite alguna forma de ser macho con la que encajar, protegerse y ser apreciado.

Y todo esto con una alta sensibilidad, que le hace vivir con procesamiento profundo de los hechos, con alta conciencia de lo que está pasando; con gran emotividad y en toda la complejidad de sutilezas que interaccionan y que podrán interaccionar en el futuro, pues la imaginación suele ser una de las cualidades en las que se manifiesta la alta sensibilidad.

Si la alta sensibilidad estuviera bien gestionada, esto no sería problema, pero el macho humano recién nacido, va aprendiendo a fuerza de heridas lo que se espera de él o lo que ve en la mayoría de machos, pensando que todos tienen la misma sensibilidad.

Las heridas y los modelos de masculinidad supremacista le van confundiendo. Sus heridas le puede llegar a pensamientos inciertos, sentimientos contradictorios, sufrimientos difíciles de explicar, inactivación o hiperactivación, vergüenza o descaro.

Si además, su padre como referente de macho es inmaduro y disfuncional, o incluso no funcional y dañino, la experiencia de «ser macho» se puede convertir en una condena. «No quiero ser macho, los machos son malos, abusadores, injustos, machistas» o «quiero convivir con machos especiales: sensibles, empáticos, comprensivos y amables». Ambas ideas son engañosas: no todos los machos son malos y no es especial ser un macho sensible.

De aquí la importancia de la educación sensible (Martínez-Domínguez, 2022) para sanar las heridas del corazón, desatarse de las experiencias pasadas, liberarse de las influencias que le confunden la mente y desarrollarse con serenidad y alegría

El MAS que no capta la aprobación de su padre, que incluso nota el abuso de sus hermanos o la brutalidad de sus iguales, puede sentirse inferior. Así, el niño puede tratar de compensar ese sentimiento de inferioridad desarrollando cualidades que le hagan deseable o por el contrario, puede compensar con agresividad, ensimismamiento, dependencias, adiciones, violencia… Por tanto:

Un macho altamente sensible puede ser buena o mala persona, puede llegar incluso a ser lo mejor o lo peor, según sea capaz de seguir su originalidad y vivir en su hogar interior o por el contrario, protegerse en un personaje y un refugio existencial.

No todos los personajes y refugios llevarán al MAS a ser una mala persona, pero aunque trate de representar un personaje complaciente y atractivo para los demás, el hombre termina agotado y es entonces cuando cae en la cuenta de que no es su versión original. En muchos casos, puede darse una especie de efecto rebote; todo lo que se ha ido tragando para que haya paz, termina por reventarle perdiendo el control de forma altamente airada, desproporcionada a lo que está pasando: «la gota que colma el vaso». Incluso, la herida, la culpabilidad, la vergüenza, la baja autoestima, la tristeza, pueden llegar a ser mortales si no cuenta con los apoyos necesarios para regenerarse en todas sus dimensiones humanas.

La sensibilidad es cosa de humanos

Según diferentes estudios (Acevedo, 2020), existe un número semejante de personas con alta sensibilidad, baja sensibilidad o sensibilidad media, tanto en machos como en hembras. Otra cosa es el modo en que se manifiesta biológicamente y el moldeamiento cultural que se hace de ella en hembras y machos.

De este modo, por ejemplo los estudios de Chacón y Pérez-Chacón (2021) con población de habla hispana se apreciaba un mayor número de HAS que de machos con ese rasgo. Pero en cualquier caso, MAS existen y tienen el derecho a ser educados desde su originalidad y no desde estereotipos culturales de lo que se espera de un macho según patrones culturales heredados o deconstruidos sin aceptar la originalidad de cada persona.

Independientemente de las proporciones, hay machos poco sensibles, sensibles y altamente sensibles, y también hay hembras poco sensibles, sensibles y altamente sentibles.

Pongamos por caso una carrera de maratón; la primera hembra que llega, lo hace después de cientos de machos que lo han hecho antes, pero detrás de esta hembra entran miles de machos más, si es que no han abandonado antes. Con esto quiero decir que conviene atender a cada persona en su originalidad y no sacar un genérico por ser macho o hembra.

Haciendo una analogía, un MAS probablemente sea más sensible que una hembra poco sensible. Esto no quita que el impacto cultural y otras diferencias biológicas no dejen claro estas diferencias, pero de lo que aquí se trata es de pensar qué estamos haciendo con los MAS.

En cualquier caso, no me cansaré de insistir que las generalizaciones y sus categorías, son sólo un medio de analizar la realidad y así poder investigar y hablar. Pero la realidad es que cada ser humano tiene una sensibilidad original, única, condicionada por lo biológico, por lo cultural y por lo que Dabrowski (1964) llamaría el «tercer factor», que viene a ser su propia autodeterminación para afrontar su realidad biológico-cultural y da nombre a esta revista «Third Factor».

Si ya cuesta enmarcar en nuestra cultura el rasgo «alta sensibilidad», no digamos nada en un «macho»

Ser MAS no es sinónimo de sentimental, sensiblero, ñoño, aniñado, acaramelado, timorato, inmaduro o débil. El rasgo es mucho más profundo y lleva al macho a tomarse la vida como una aventura apasionante e intensa desde su originalidad, cada cual con su temperamento, con sus capacidades, con sus oportunidades y amenazas, con sus fortalezas y debilidades; todos distintos.

No se puede hacer un retrato robot del MAS

La sensibilidad le permite conectar con lo existencial de la vida, con lo espiritual, con el mundo, las personas y los acontecimientos, y esa conexión que le puede dar una vida entusiasmada, le puede ocasionar grandes sufrimientos.

Dependiendo del temperamento y el tipo de apego con el que se haya criado, el MAS puede ser muy seguro de sí, valiente, creativo, emprendedor, expresivo, asertivo, exigente, firme, divertido y muy serio a la vez. Introvertido y extrovertido. Su sensibilidad puede llevarle a dar la vida por aquello que ama: su familia, su patria, la justicia en el mundo, pero insisto, no hay dos MAS iguales.

La empatía, la pasión, la amabilidad, la comprensión, la compasión, la creatividad, el afán por servir y que se haga justicia son como un motor, pero su sensibilidad les hace muy dependientes de campo y

si el ambiente tira hacia arriba van para arriba, pero si tira para abajo, van para abajo. Pero no están determinados, cuentan con su tercer factor para salvar las amenazas y aprovechar las oportunidades del ambiente.

Pero esto no es un camino fácil si el MAS viene muy herido de su infancia, algo común si su familia ha sido un «falso-nosotros», si el entorno ha sido de depresión, de ansiedad, de violencia, de disfuncionalidad o de inmadurez emocional.

Se ven muy afectados por las injusticia, lo viven todo con gran intensidad y todo eso les puede llegar al «infarto espiritual», al burnout, a la ansiedad, a la depresión.

Y así, en el caso de que un MAS decida formar una familia, sin pretenderlo puede generar ese ambiente que hiere, lo que le ocasiona culpabilidad, preocupación y eso en lugar de ayudar a sus hijos, sobre todo si son también PAS, los desorienta un poco más de su originalidad, los hiere y si el ambiente extrafamiliar no apoya su sensibilidad, todo se complica.

Un MAS puede dedicarse a cualquier cosa; ser artista, deportista, educador, médico, militar, bombero, ingeniero, empresario, fontanero, albañil, granjero. Todo dependerá de la propia originalidad y su potencial de desarrollo: genética, ambiente y «tercer factor», lo que en definitiva es la propia libertad. El MAS debe aceptar su realidad.

Sea cual sea su profesión, el MAS lo vivirá con unos anhelos inconformistas, pues su sensibilidad le invita una y otra vez a conformarse con su originalidad que le urge, le incita; es como tratar de conformarse con el inconformismo. Un MAS no se conforma con placeres y poderes, sobre todo se motiva por amores, pero cuando estos son frustrados, el sufrimiento puede ser de tal calibre que como quien se desmalla ante un dolor muy agudo, el MAS se hace como insensible y desconectado del amor como medio de autoprotección. A esto es lo que llamo «infarto espiritual».

El macho altamente sensible en relación con las hembras

El MAS es alguien con mucha capacidad para ver a cualquier mujer como persona, como igual, como amiga, como vería a su madre o su hermana. Incluso, es probable que le resulte más fácil tener amigas que amigos, pues las manifestaciones socioculturales de competitividad entre machos pueden resultarle desgastantes o abrumadoras.

En una sociedad hipersexualizada, puede llamar la atención la profunda amistad que un MAS puede experimentar hacia diferentes mujeres sin que haya un interés sexual, entendiendo lógicamente que ese MAS se ve atraído por el sexo opuesto. De hecho, sería fácil pensar que ese MAS, tiene un interés sexual oculto o reprimido, o que no se ve atraído por las mujeres. Ahí el MAS deberá aprender a gestionar sus manifestaciones, por un lado, para no dejarse llevar por lo que piensen o digan los demás, y por otra, para no dañar a esposos, a las propias mujeres que puedan malinterpretar su conducta o a la comunidad a la que pertenece, que puede tener medidas de prudencia para evitar impactos sexuales dañinos, lógicas por cierto, pues la mayoría de machos sexualizan sus encuentros con hembras.

Se necesita educación sensible y madurez personal para distinguir la profundidad que puede adquirir un sentimiento afectivo sin mezclarse con una relación sexual.

Esta amistad no sexualizada no significa que el MAS no se vea atraído por la erótica de la hembra. En este sentido, como cualquier macho debe establecer límites con naturalidad, pero con firmeza, para que no se dispare la excitación sexual. Esto está muy unido a las experiencias y a la forma en que el sistema de recompensa de la dopamina se ha entrenado en este sentido.

La sociedad actual no ayuda al niño altamente sensible (NAS) a cultivar una sana vivencia de su sexualidad y teniendo en cuenta la tendencia a la sobreexitabilidad, paradójicamente con lo dijo anteriormente; los MAS, pueden llegar a ser personas depravadas sexualmente si la sensibilidad se egocentriza, se hiere y se refugia en la sensualidad, en la experimentación de placeres: sexo, drogas, alcohol, morbo por la violencia.

La cárcel está llena de MAS que han sido dañadas en su sensibilidad, no han recibido educación sensible y se han visto arrastrado por un entorno que les tiró hacia abajo.

También puede suceder que el MAS vea en las características femeninas en sí cierta similitud con su alta sensibilidad, y esto le puede llevar a verse enredado por hembras de baja sensibilidad que no tienen escrúpulos (o ni siquiera se dan cuenta) en abusar de la amabilidad del MAS que trata de corresponder a la hembra de baja sensibilidad, pero que sabe mostrarse como persona que valora y aprecia al MAS y éste, especialmente cuando tiene baja autoestima, ve en esta hembra alguien en quien apoyarse, pero en realidad, es ella la que no es que se esté apoyando, sino que le está manipulando para que le «saque las castañas del fuego».

Todo esto son aprendizajes, pero deben cicatrizarse para que el MAS no parta de la desconfianza o el resentimiento, sino que siga confiando, pero con madurez y asertividad.

El macho altamente sensible en relación con el resto de machos

Si los machos reciben una educación sensible, no tendría que darse ningún problema y formar un «nosotros-maduro» como comunidad de machos. El problema es que un MAS no educado en su sensibilidad y más si su entorno es inmaduro o disfuncional, es probable que quede dañado y desde las heridas su crecimiento será desde el sentimiento de inferioridad o superioridad.

Del mismo modo, el macho menos sensible, si no es educado en la aceptación y la empatía, probablemente crezca igualmente movido por el sentimiento de inferioridad o superioridad.

Los machos mal educados chocan con violencia, incluso juegan con violencia y si el MAS parte de un apego inseguro es probable que sea asustadizo, acomodaticio, complaciente y fácilmente manipulable, lo que termina por romperle o crecer con deformaciones en su interioridad, pues en su anhelo por conformarse en su entorno ha renunciado a conformarse con su propia originalidad.

Pero también puede suceder que ese apego inseguro le lleve a mostrarse violento, arrogante y matón. Ya siento no dar unos patrones que nos hagan identificar a los MAS fácilmente, pero es que no los hay. Un MAS no se aprecia por «una foto», se necesita ver «la película».

Esta circunstancia lleva a que la violencia sea el modo de relacionarse en un «falso-nosotros». Violencia que puede ser hacia los demás o hacia uno mismo, En ese «falso-nosotros», algunos MAS tenderán a tragar, tratar de complacer y buscar entornos de alta sensibilidad

El MAS trata de no enfadar a nadie, pero tampoco le parece justo dejarse someter y finalmente choca con los machos dominantes. El altamente sensible tratará de conciliarse con el dominante, pero al dominante pueden desconcertarle esos comportamientos.

Es en la marca personal dónde se puede apreciar indicios de si una persona es altamente sensible. Y aún ahí convendrá apreciar las sutilezas de si lo que se muestra es un personaje o es realmente la marca personal original.

Las disforia a la alta sensibilidad

La disforia a la alta sensibilidad (DAS) es una sensación de incomodidad o angustia que pueden sentir los MAS a su sensibilidad diferente al resto de machos. Es más probable que se de en MAS que nacen en familias disfuncionales y emocionalmente inmaduras.

Esta incomodidad o angustia se desencadena por lo general por la sensación de raro con respecto al resto de machos, especialmente cuando sus referentes masculinos en la infancia han sido disfuncionales e inmaduros. Sin embargo, los MAS a menudo tienen dificultades para describir cómo se sienten porque es muy intenso y diferente a la mayoría de las otras formas de sufrimiento.

Esto puede llevarle a buscar tratamientos clínicos para quitarse sensibilidad, pero esto no funciona: la clave es la aceptación de su originalidad y que aprenda a gestionar su alta sensibilidad, aceptando también a los demás como son y al ambiente en cada circunstancia.

Podría considerarse una especie de síndrome del patito feo. Y es que, a mi modo de entender, Christian Andersen, trataba de simbolizar esto que vivenciaba en su propia persona, pero por desgracia los clínicos ya han tomado este nombre «síndrome del patito feo» en relación con las personas que siente una gran preocupación por un defecto físico.

Los MAS vivencian la disforia cuando no disfrutan con la rudeza, la competitividad, las gamberradas, las humillaciones, el machismo, las faltas de respeto a las hembras, el burlarse unos de otros, lo que ocurre con frecuencia como «bromas de machos». El MAS en este contexto piensa que es un macho raro y esto le afecta en el autoconcepto, la autoestima, la confianza en sí mismo, su sensación de autoeficacia como macho.

Al tratar de controlas su sensibilidad, al imitar el comportamiento de los machos menos sensibles y aparentemente más exitosos, el MAS sale de su originalidad, y termina sintiéndose ridículo, avergonzado, asustadizo, miedica, inseguro, torpe, acomplejado, cohibido. De pronto, se ve envuelto en un sentimiento de inferioridad que trata de compensar como «estrella» y se ve en la necesidad constante de verse aplaudido para saberse reconocido porque no se acepta a sí mismo en su originalidad.

La manera de sanar la herida interior que genera la DAS es ayudar al MAS a aceptarse a sí mismo con su originalidad y dejar se compararse con el resto de machos. El MAS no es mejor ni peor que el resto de MAS, pero su alta sensibilidad le lleva a estar en otro juego.

Conclusión

Sólo he querido hacer una aproximación. Además de ser muy incompleta todavía queda mucho por investigar, pero lo que si está claro ya es que los MAS requieren desde el primer instante una educación sensible que les ayude a gestionar su forma de ser, para que se acepten y desde la aceptación de la propia originalidad, contribuyan con su desarrollo original, a la creación de un mundo más auténtico, más comprensivo, más compasivo; más maduro.

Referencias

Acevedo, B. P. (Ed.). (2020). The highly sensitive brain: Research, assessment, and treatment of sensory processing sensitivity. Academic Press.

Chacón, A., Pérez-Chacón, M., Borda-Mas, M., Avargues-Navarro, M. L., & López-Jiménez, A. M. (2021). Cross-Cultural adaptation and validation of the highly sensitive person scale to the adult Spanish population (HSPS-S). Psychology Research and Behavior Management, 1041-1052.

Dąbrowski, K. (1964). Positive Disintegration. Maurice Bassett.

Martínez-Domínguez, L. M. (2021). Educar la Inteligencia Sensible: guía para padres de hijos con alta sensibilidad. EUNSA

Springsteen, B.(2016). Born to Run. Simon & Schuster

Zeff, T. (2004). The highly sensitive person’s survival guide: Essential skills for living well in an overstimulating world. New Harbinger Publications.

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