Bienvenidos
Desintegración positiva
Alta Inteligencia Sensible
Educación Sensible
Persona altamente Sensible
Sobreexcitabilidad
by Miryam Muñoz Guitart, Cristina Rodríguez Álvarez / agosto 10, 2022

Testimonio PAS: Teresa Muñoz Fernández

Estudié diseño gráfico, trabajé como teleoperadora. Cambié de trabajo como acomodadora de teatro y ajustar la profesión a mi condición de PAS y ha sido una mejoría grandísima en mi vida. Y ser payasa ¡una gozada! Hola, me llamo Teresa y soy PAS YASA Hoy me toca hacer una gestión…

Estudié diseño gráfico, trabajé como teleoperadora.

Cambié de trabajo como acomodadora de teatro y ajustar la profesión a mi condición de PAS y ha sido una mejoría grandísima en mi vida. Y ser payasa ¡una gozada!

Hola, me llamo Teresa y soy PAS YASA

Hoy me toca hacer una gestión en un Organismo Público. Después de entrar por la puerta giratoria central donde los reflejos de los cristales moviéndose me han dejado un poco mareada, dejo mi bolso para que lo escaneen. Así funciona mi cabeza. Lo escanea todo.

  • ¡Que exagerada eres!
  • No, yo no quiero ser así, viene de fábrica.

Mientras espero el ascensor, huelo el aroma del café y el pan tostado que me llega de la cafetería. Ruido de vajillas y carros metálicos. Somos más de 15 personas esperando el ascensor y en lo que tardo en llegar a la planta 13 soy capaz de sentir muchas emociones en esos pocos metros cuadrados. Huelo el fuerte perfume de mujer, de hombre, noto la corriente de aire frío, los brillos del embellecedor, el frío de la barra metálica, oigo el frufrú de la falda de la chica que está a mi lado y el ruido de la bolsa de papel que se balancea al mismo ritmo que las muletas  que utiliza el hombre mayor al salir del ascensor.

Llego a mi planta. Busco los servicios. No necesito preguntar donde están porque el fuerte olor a desinfectante me lo grita. Por el pasillo veo a un hombre pensativo esperando junto a una puerta cerrada. Resopla, puedo sentir su tensión. Me siento en la sala de espera junto a un gran ventanal sin persiana. El sol entra fuerte y me obliga a entornar los ojos porque la luz tan directa me molesta. Hay un cuadro en la pared muy feo. Unas manchas inconexas que no me dicen nada. Veo a la derecha un macetero con una planta muy bien cuidada, alguien se ha molestado en poner una guía y las hojas suben por ella en armonía, el brillo de las hojas hace mas amable la estancia.

Esto que te he contado ha pasado en 15 minutos. Quizá vuelvas a pensar, ¡que exageración!

No. Es real. Las personas PAS percibimos así el mundo que nos rodea. Me llamo Teresa, soy PAS y no, no soy rara. No es ninguna enfermedad. Hace años yo sí que creía que era “rara”. Vivía en una continua angustia. Sentía dolor al ver las noticias, el sufrimiento de las situaciones injustas, la rabia, etc. El mundo giraba demasiado deprisa para mí y necesitaba pararlo y bajarme de el.

Trabajaba como teleoperadora y me pasaba muchas horas dando soporte informático rodeada de ordenadores y compañeros que conforme pasaban las horas íbamos subiendo el tono de voz. Era una batalla contra reloj para no perder llamadas. Teníamos poco tiempo para comer y más de la mitad se me escapaba haciendo cola para calentar la comida en el microondas. Más ruidos en el comedor. Mi aturdimiento iba creciendo conforme pasaba el día.  Me sentía como una máquina.

En el descanso mis compañeros se iban a fumar. Yo, me iba a unas escaleras dónde daba el sol y leía unos minutos. Necesitaba desconectar y estar sola. Mi cabeza era como una lavadora en programa de centrifugado continuo.

Todavía recuerdo el alivio cuando después de un test me dijeron que era PAS.

Todo lo gris se cubría de color. No era una chorrada mía lo que me ocurría. Ir a un hotel y no poder dormir porque olía el fuerte detergente de las sábanas. Pasar deprisa por la zona de los congelados en el supermercado porque sentía mucho frío. Mi termostato estaba estropeado.

Qué importante es conocer que eres PAS. Aprendes a poner límites, a no sentirte culpable por no estar operativa siempre, a buscar tus tiempos de silencio, no porque huyas de los demás, sino para rehacerte por dentro y volver con las pilas recargadas. Nuestras pilas duran poco y eso no es malo.

Y en ese tiempo de conocimiento personal descubrí mi yo más genuino. Me encanta el trato con las personas y aprovechas esa alta sensibilidad para buscar el lado más creativo, colorido y divertido de las relaciones. Descubres que llevas una payasa dentro. Dicen que los PAS tenemos un mundo interior muy rico y es muy importante para nuestro equilibrio conectarnos con él. Comencé haciendo un curso de clown de hospital donde aprendí a sacar la parte mas juguetona de mi misma. Eso me llevó a hacer otros que me han ayudado a querer ser más profesional sin buscar la perfección que nos caracteriza. El juego me ha enseñado a ser flexible, a improvisar, a buscar pasármelo bien -yo la primera-, a quererme, a descansar, a cuidar a mi niña interior y buscar el equilibrio entre alma, cabeza y cuerpo. He descubierto que es muy importante saber si uno es PAS para cuidarse, quererse, reconocerse y ser muy feliz haciendo felices a los demás y a uno mismo. 

Share this article: