Se suele decir que la vida es una montaña rusa, pero con las sobre-excitabilidades haciendo de las suyas lo es con “Ticket Premium”. Las SEs nos dan un potencial de partida que convierte cualquier vivencia en una experiencia desde primera fila: ver, tocar, oler, imaginar, sentir, dilucidar… se intensifican y se recrean en nuestros cuerpos, en nuestras mentes y en nuestra apertura, involucrándonos y sumergiéndonos más profundo, más fuerte, más consciente.
La sobre-excitabilidad, como bien sabemos, puede ser psicomotora, imaginativa, intelectual, sensitiva o emocional. Todas ellas van acompañadas de un punto de consciencia extra, no en cuanto a nuestro conocimiento sobre su existencia o la intensidad con que se manifiestan en cada uno de nosotros, sino porque su conversión en movimientos, creaciones, pensamientos, sensaciones o sentimientos (respectivamente) viene conectado a nuestro cerebro, a nuestra percepción, al procesamiento de la situación y a nuestra propia esencia.
Si pudiéramos replicar la vivencia de las sobre-excitabilidades en una situación de laboratorio “aséptica” en la que el resto de variables no intervinieran, de forma que la manifestación de la SE se diera individualmente, sin concomitancia con otras SEs y sin conexión con un procesamiento de la información o consciencia que fuera más allá de la mera “estimulación-percepción-respuesta”, nos daríamos cuenta de lo que les alimenta. Efectivamente, es esa concomitancia entre todas, su conexión con el procesamiento complejo y su desarrollo apertural lo que les hace ser lo que son y conllevar lo que conllevan.
Por lo tanto, conocer la persona en su totalidad nos ayuda a conocer el grado de sus SEs, sus manifestaciones y a la inversa.
De este modo, es importante, muy importante, que en el apoyo a personas con Capacidad Compleja hagamos un perfil exhaustivo que nos permita ver las interrelaciones y las retroalimentaciones entre SEs, procesamiento y entorno.
A través de este análisis podemos acercarnos a la idea de su mundo interior siendo así capaces de poder echarles una mano bien en su desarrollo, bien en su adaptación.
Si únicamente observáramos qué SEs se dan con mayor intensidad y cuáles con menos nos estaríamos perdiendo muchos motivos y consecuencias de los porqués. Cuando hacemos un estudio de SEs necesitamos ir más allá y dibujar un mapa interrelacional que cubra las idas y venidas, las interacciones y retroalimentaciones entre todos los elementos (factor personal, factor ambiental y tercer factor).
Vivir con una intensidad significativa en diversas áreas va generando, desde el comienzo, una serie de memorias que con el tiempo se consolidan en respuestas conductuales, las cuales se irán reforzando y revitalizando cuanto más se perciba, cuanto más se viva.
Cualquier característica tiene un doble perfil no siendo menos las sobre-excitabilidades. Todas y cada una de ellas pueden manifestarse de forma positiva y tener consecuencias deseadas, pero también pueden suponer una condena para quien las tiene, pues le llevan a la intensidad en negativo, es decir, a un sufrimiento profundo.
Imaginemos, por ejemplo, la sobre-excitabilidad emocional desde una manifestación positiva, podemos ver cómo nos hace llorar de felicidad o empatizar hasta el punto de llenarnos de alegría con las satisfacciones de otros, incluso si son extraños. Sin embargo, en su versión negativa, nos hace sufrir sin consuelo por la pérdida de un objeto que estaba vinculado a un ser querido o tener un fuerte sentimiento de culpa difícil de superar cuando sabemos que no hemos hecho lo correcto y hemos fallado a alguien, llevándonos incluso a las autolesiones o al autocastigo.
Es, por ello, tremendamente importante que como educadores, padres, orientadores, psicólogos… podamos identificar, como decíamos, no solo las sobre-excitabilidades sino su forma de manifestarse en conexión con el entorno y con nuestro procesamiento de su vivencia y la situación. Solo así podemos llegar a conocer sus caras y, entonces, diseñar la ayuda adecuada marcando los hitos relevantes a considerar.
Con las vivencias que tenemos a través del “lado oscuro de las sobre-excitabilidades” también fijamos memorias en nuestra mente y nuestro corazón y alimentamos así conductas y respuestas…
¡Cuán importante conocernos bien!
¡Cuán importante entendernos y saber predecirnos!
He aquí nuestra labor, nuestro leitmotiv como educadores, padres, orientadores, guías…
La Teoría de la Desintegración Positiva de Dabrowski habla de sufrimiento, de cuestionamiento, de dudas existenciales y es cierto que crecer de forma consciente requiere una parte importante de estas realidades, requiere sufrir y aprender a hacerlo, necesita de las preguntas y las dudas, de la decisión y el decantarse por una u otra opción y, lógicamente también, conlleva el existencialismo como parte de un proceso de evolución personal, de búsqueda del ideal de la personalidad. Pero no tiene por qué ser una angustia vital constante, ni un duelo eterno sin resolución. El sufrimiento de Dabrowski es un sufrimiento rico, es un cuestionamiento difícil e intrincado pero constructivo y productivo porque nos quiere llevar más allá, nos quiere dar plenitud en nuestra vivencia de las SEs y sus consecuencias. Es el camino de la evolución de la propia persona, la búsqueda de su mejor versión.