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Desintegración positiva
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Sobreexcitabilidad
by Luis Manuel Martínez Domínguez / mayo 2, 2021

La «sobreexcitabilidad» del corazón

Un concepto clave en la Teoría de la Desintegración Positiva (TDP) de Dabrowski es el de sobreexitabilidad (SE), en inglés Overexcitability (OE). Todas las personas tienen un grado de excitabilidad en apertura hacia fuera y en abertura hacia dentro: lo que vivenciamos nos afecta. Lo que ocurre es que a…

Un concepto clave en la Teoría de la Desintegración Positiva (TDP) de Dabrowski es el de sobreexitabilidad (SE), en inglés Overexcitability (OE). Todas las personas tienen un grado de excitabilidad en apertura hacia fuera y en abertura hacia dentro: lo que vivenciamos nos afecta. Lo que ocurre es que a un porcentaje de la población no solo le excita, sino que le sobreexcita, es decir, responde con mayor intensidad y sensibilidad a estímulos de su cuerpo, de su mente, de su espíritu, de los otros o del entorno.

Dabrowski llegó a reconocer cinco formas de SE: psicomotora, sensual, intelectual, imaginativa y emocional, pero no se puede descartar que todo lo que sea excitable en una persona, pueda ser sobreexcitable en otras personas o al menos se puedan desglosar en subtipos: memorística, volitiva, expresiva, intuitiva, empática, espiritual…

La sobreexitabilidad (SE) es una excitabilidad de mayor intensidad, sensibilidad, agudeza y calidad ante la misma experiencia.

La SE es como los chistes de noticias, tienen algo bueno y algo malo… -Pues, empieza por lo bueno: que contribuyen a mejorar el potencial de desarrollo (PD) de la persona al vivenciar las experiencias en alta definición. – Y lo malo…: que las personas con SE también viven el sufrimiento en HD y atraviesan por estados de fuerte desintegración interior hasta que aprenden a gestionar su originalidad, y puede que nunca lo consigan. Tanto es así que Dabrowski lo llamó «el regalo trágico», pero aquí está Third Factor Magazine para hacer de este regalo algo maravilloso para la persona y para el mundo.

No pienses que es algo poco común; todo talento especial conlleva SE: crear, innovar, componer, pintar, programar, calcular, escribir, diseñar, filosofar, interpretar-actuar, interpretar-leer símbolos, bailar, liderar, ayudar, cuidar… Todo cuando es un talento mayúsculo supone SE. Esto hace que no solo las personas con alta inteligencia sensible (AIS) vivencien SE, sino también las inteligencias sensibles promedio pueden vivenciarlo en algún campo de su vida.

Con los descubrimientos de Eleonor Aron (1997) se entiende que la SE como aumento frente a la excitabilidad media, se debe a la sensibilidad del procesamiento sensorial (SPS), y a lo que Dabrowski llamó SE, Aron lo llamó persona altamente sensible (PAS). Pero no todo se puede explicar por el procesamiento sensorial, también se deberá tener presente la calidad del procesamiento de la información, ya que como explica la neurociencia, las experiencias que estimulan al cerebro hacen crecer conexiones neuronales más densas y eficientes con la segregación de cócteles de recompensa o inhibición que hacen experimentar un sin fin de sensaciones mentales. Pero aún ahí no acaba todo, la dimensión extramental del ser humano que Pascal y muchos más, llamaron corazón, cuenta con su propia SE original, que motiva a la persona a ser la mejor versión de sí misma y no la deja conformarse con otra cosa que no sea su Origen.

Con todo, las SE corporales, las mentales y las del corazón se manifiestan igualmente por el cuerpo, se gestionan igualmente por la mente y cultivan o dañan el despliegue de la propia originalidad que tenemos en el corazón, y no para de inquietarnos hasta que se realiza por la libertad en el amor.

La ciencia empírica no detecta el corazón espiritual, y desde el empirismo o el racionalismo puede tener la tentación de negar su existencia o hipotetizar que no es más que un haz de impulsos neurológicos, pero a las personas con SE tienen claro que tienen corazón; un corazón inquieto, que les hace sufrir, que les motiva a crear, que les hace captar un «además» en sí que la ciencia no detecta.

La ciencia empírica no detecta el corazón espiritual, pero las personas con SE lo notan palpitar en su espíritu

Dabrowski era científico pero también era una persona con AIS y nunca negó el corazón donde habita el origen creador del ser humano. Al corazón, Dabrowski le llamó «esencia individual» (Cienin, 1972).

La desintegración es positiva si es de corazón

Dabrowski considera que el desarrollo de la personalidad tiende a manifestar el auténtico «yo», autónomo y único; ser «yo» de verdad, ser «yo» en conciencia, ser «yo» de corazón, abierto al «tú» de modo que se hace más «sí mismo» al formar un «nosotros-maduro» en el que cada «yo» es su versión original.

La teoría de Dąbrowski describe el proceso de crecimiento interior en el que el principio rector es ser fiel a uno mismo. La búsqueda del autoconocimiento conlleva luchas internas, dudas e incluso desesperación por las propias deficiencias emocionales, psicológicas y espirituales y, sin embargo, siempre conduce de nuevo al proceso de lograr una mayor comprensión de los demás, librarse de los prejuicios y volverse más autodeterminado para lograr el ideal interior de uno (Daniels y Piechowski, 2009, p. 16).

La desintegración es positiva si ocurre desde el corazón, de lo contrario, las desintegraciones que surgen de la mente, podrán llevar a la persona de un refugio a otro, pero nunca le permitirán habitar en su hogar interior.

Solo desde el corazón, la persona es capaz de manifestarse fiel a sí misma, desintegrando su «yo-inmaduro» para reintegrarse como persona madura. El proceso de desintegración positiva implica una purificación del corazón, que es difícil y dolorosa, pero necesaria. Como la oruga se convierte en mariposa, la persona terminará por autodestinarse hacia lo que debe ser de forma auténtica.

La desintegración positiva es parte del crecimiento auténtico y es especialmente sufrida cuando la persona cuenta con una alta inteligencia sensible. Muy pocas personas, en la población general, llegan a los niveles 4º y 5º en el desarrollo de la personalidad, los más altos según la TDP, pero ya desde el nivel 3º se vivencia una desintegración que solo es positiva si es de corazón.

La desintegración no puede ser de corazón y por tanto, no puede ser positiva, cuando «los poderes superiores nos tratan como esclavos» (Dabrowski, 1996, p. 157). Dabrowski se refiere con «poderes superiores» a las tradiciones teológicas cristianas que prescinden del corazón y a las religiones asiáticas que de suyo (Nixon, 2010), no consideran el corazón como originalidad de la persona, sino que entienden que lo extramental supone sumergirse en un mar de divinidad donde no caben personalismos.

Para Dabrowski, las religiones sin corazón fuerzan una jerarquía fija de valores sobre las personas en lugar de permitirles descubrir su propia jerarquía única de valores viviendo en libertad el amor-maduro.

Dabrowski no se opone a técnicas o experiencias místicas que llevan a la persona a perder de forma temporal su ser de corazón, es decir, la identidad de sí como separación de lo otro «si es precedida y seguida por estados de conciencia de la propia identidad y singularidad» (Dabrowski, 1996, p.127). Por ejemplo, cita el yoga como una expresión del dinamismo de la autoeducación (Dabrowski,  1977, p. 211).

Lo que no comparte es la desconexión existencial con sí mismo para quedar despersonalizado en un mar divino o en una práctica religiosa estandarizada y voluntarista. Dabrowski entiende que lo espiritual es un encuentro original con el amor, un «re-ligare» que se da en el corazón, se hace consciente en la mente y se manifiesta en el cuerpo como personalidad realizada.

Dabrowski llega a describir la religión en el nivel 5º, el más alto del desarrollo de la personalidad, como una unidad temporal con el Origen pero en la que se vive una doble conciencia de ser uno con el Origen junto con una conciencia simultánea de la existencia individual (Dabrowski, 1977, p.217).

Dabrowski critica la teología de Tomás de Aquino porque a su juicio, invalida la personalidad individual, ya que desestima el corazón como espiritual portador de la originalidad personal, amarrando la fe en formas de pensamiento abstracto que excluye la espiritualidad de corazón. «Él crea una visión de ‘unidad con Dios’, con una absorción completa por parte de la deidad» (Dabrowski, 1996, p. 156). Dabrowski cuestiona a Tomás de Aquino por favorecer un tipo de amor voluntarista y racionalista como vivencia indiferenciada desprovisto de corazón (Cienin, 1972, p. 50).

Dabrowski no está en contra de las religiones, ni de cualquier otro planteamiento existencial, lo único que mantiene es que toda convicción existencial será dinamismo para la desintegración positiva si se vive de corazón.

Vivir de corazón es lo que da sentido a la existencia

No existe una verdadera existencia humana sin corazón. Y como decía, al «corazón», Dabrowski lo llama «esencia genuina»; única, auténtica y eterna, que con la autoeducación despliega cada persona como propia personalidad, que podrá ser más o menos auténtica, más o menos plena, según desarrolle su potencial.

Dabrowski explica que la «esencia individual» `[el corazón] es afectivo y eterno, e incluye intereses y talentos únicos:  «Si soy un individuo, tengo necesidades de identificación, desarrollo y empatía, si quiero ser único, irrepetible, si quiero lo mismo para los demás (es decir, quiero verlos como separados e irrepetibles) mi esencia debe ser afectiva.

Deseo una amistad duradera, afectiva, irrepetible y única; Quiero tener intereses profundos. Lo mismo que ahora tengo, en mi anhelo más o menos infantil, quiero seguir en la vida trascendental.

La esencia [el corazón] es un valor al que no renunciaría porque determina el significado de mi vida. Si tuviera que elegir entre la existencia sin ella y la no existencia, elegiría la segunda. Es la esencia afectiva [el corazón] la que da sentido a la existencia» (Cienin, 1972, pp. 72-73).

Al margen de lo que pueda considerarse el origen, el corazón de una persona se descubre a través del proceso de desintegración positiva e integración secundaria positiva. Si el afecto del corazón se vivencia con sobreexcitabilidad no se puede recurrir a estrategias mentales ni tratamientos químicos o físicos para reintegrar a la persona en todas sus dimensiones.

En conclusión, el que la ciencia no pueda medir el corazón y su excitabilidad, no justifica que se quite de la pedagogía como arte y ciencia de la educación, pues amenazaría la existencia de las personas sobreexcitables, amenazadas por el infarto espiritual. Ayudar a crecer de corazón, es el único modo de que las personas con alta inteligencia sensible puedan autoeducarse y manifestar su originalidad dentro de un nosotros-maduro con el Origen y los demás.

Referencias

  • Aron, E. N. y Aron, A. (1997). Sensory-processing sensitivity and its relation to introversion and emotionality. Journal of personality and social psychology73(2), 345.
  • Cienin, P. (seudónimo de K. Dabrowski) (1972). Fragments from the diary of a madman. London: Gryf.
  • Dabrowski, K. (1967). Personality-shaping through positive disintegration. Boston: Little, Brown, and Co.
  • Dabrowski, K. (1972). Psychoneurosis is not an illness. London: Gryf.
    Dabrowski, K. (1996).Wposzukiwaniu zdrowia psychicznego (In Search of Mental Health).Warszwa:Wydawnictwo Naukowe PWN.
  • Dabrowski, K. (1977). Theory of levels of emotional development, Volume I. Oceanside, New York: Dabor Science.
  • Daniels, S. y Piechowski, M. M. (2009) Living with intensity. USA: Great Potential Press.
  • Nixon, L. (2010). Individual identity and union with the Absolute: An analysis of Dabrowski’s critique of Asian religions. Advanced Development12, 49-67.
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