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Sobreexcitabilidad
by Raquel Pardo de Santayana Sanz / junio 11, 2022

La intensidad de las vivencias, una de las causas del agotamiento físico y mental

Por qué vivimos con más intensidad las situaciones, por qué las sentimos profundamente, por qué a veces nos agotamos de vivir…

Cuando se vive desde la sobre-excitabilidad (SE) se entra en una vorágine constante de sensaciones, pensamientos, emociones, acciones e ideas. Si no se controla, desde el punto de vista interno de la consciencia y la proyección de la persona, la sensación de agotamiento llega pronto y, con ella, en muchas ocasiones, manifestaciones de ansiedad, apatía, baja auto-estima, somatizaciones… 

El hecho de tener Capacidad Compleja (CC), en la que todas las sobre-excitabilidades se manifiestan con intensidad, en muchas ocasiones, desmesurada, es una realidad desconocida y poco trabajada desde los ámbitos de la Psicología y la Educación.

El único modo de no llegar a estos extremos es conocerse, asumirse y enfocarse. 

Hablamos, a menudo, de gestión emocional y de diagnóstico de Altas Capacidades o Sobredotación pero no hablamos de que, detrás, en la mayor parte de los casos, hay una realidad mucho más complicada, que forma un ovillo lleno de nudos entremezclando esas intensidades y haciéndolas enredarse entre sí, alimentarse unas a otras y crecer hasta el punto de ahogar a la persona en un mar de dudas, deseos, ideales y preguntas.

Partamos del hecho más común y compartido por aquellas personas que son de Capacidad Compleja: la hiperconsciencia, la tendencia a sobre-pensar, sobre-procesar, sobre-sentir… Es como pasar varias veces por el mismo lugar con diferentes miradas, es la habilidad de ver lo que otros no ven, de prever consecuencias y suponer causas posibles, de saber “porqués” y “paraqués” cuando desde otros ojos solo se ven “qués”. 

Esa hiperconsciencia es el epicentro de ese agotamiento, protagonista de este artículo. Es ella la que hace que los márgenes de percepción y procesamiento tengan unos límites muy amplios y, por tanto, estén abiertos de una forma que podríamos calificar como desgarrada, exponiendo a la persona a la vivencia de realidades íntegras, sin que apenas hayan sido cinceladas por los filtros de la percepción, y siempre bien pertrechadas por una buena dosis de neurotransmisores, colaborando a esa labor para asegurarse de dejar una huella clara y profunda en la persona. 

Por tanto, nuestras SEs se alimentan física y psíquicamente, en la unión de la intensidad con que se manifiesta el proceso perceptivo junto con la hiperconsciencia que lo acompaña. 

Es como si ese cuarto blanco del que habla Marián Rojas Estapé estuviera, en las PAS y las personas de CC, no solo lleno de cuadros sino además con túneles a otras habitaciones donde cada pensamiento, cada emoción, cada estímulo, conectara con recuerdos y experiencias pasadas SIEMPRE. Y es en esa vorágine de idas y venidas de asociaciones y vínculos en donde el agotamiento llega, donde se clama por tener, a veces, la capacidad de poder apagar esa maravillosa capacidad de sentir, pensar y emocionarse, porque uno está exhausto y no quiere nada más que poder parar.

Es decir, desde la Pedagogía y la Psicología, el trabajo con las personas de Alta Sensibilidad y aquellas con Capacidad Compleja, debe buscar como primer objetivo hacerles conocedores de este hecho. El saber que existe la hiperconsciencia nos ayuda a entender que no solo se está dando una realidad física de lo que podríamos llamar la sobre-percepción de los estímulos sino que, a continuación, se está llevando a cabo un procesamiento interno riguroso, exhaustivo y profundo de esos estímulos. Es ahí donde nos toca actuar y donde pueden aplicarse estrategias de auto-regulación y auto-control. 

¿Cómo? Partiendo, en primera instancia, de la introspección y el conocimiento personal. Dabrowski nos dice quienes presentan alta sobre-excitabilidad emocional, imaginativa e intelectual tienen, con mayor probabilidad e intensidad lo que él llama Tercer Factor, que es, junto con el ambiente y la genética, lo que nos empuja al desarrollo y al crecimiento personal. La manifestación de la hiperconsciencia es un buen ejemplo de la existencia de este tercer agente, pues no tiene otra finalidad más que contrastar, comparar, analizar, evaluar y tratar de establecer una jerarquía clara de valores que acompañen y empujen a la persona a lo largo de los niveles de desarrollo y búsqueda de su  ideal de la personalidad.

Es, por tanto, algo inevitable, no dejaremos de rememorar y revivir lo ya pensado y vivido pero, la buena noticia, es que sí podremos hacerlo desde una visión positiva y constructiva. 

De este modo, una vez conocida su realidad, la persona podrá, más fácilmente, afrontar de manera proactiva su reacción y proyección. Dándose el tiempo que necesitan sus duelos, los espacios que requiere para recuperar fuerzas y “retomar la vida”, enriqueciendo su entorno con sus intensidades y viviéndolas como una fortaleza. Las vivencias y su hiperconsciencia tendrán otro sentido, dado que podrán entenderse y asumirse desde una posición de mayor control analizando y regulando sus respuestas desde el conocimiento profundo de sí mismo. 

Referencias:

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