Investigadora con muchísimos trabajos de relevancia en el ámbito de la alta sensibilidad desde la psicología. Ha trabajado con Aron, Pluess y muchos otros especialistas del asunto. En esta entrevista hemos podido preguntarle acerca de sus más recientes trabajos y sus líneas de estudio en abierto.
¿Cómo conociste el término Alta Sensibilidad?
Entre 2009 y 2013 estuve investigando sobre la relación entre niños adoptados y estilos de crianza (parenting) y vi que hacían falta más datos, porque los estilos de crianza por sí solos no explicaban muchas cosas. Así que me interesé en temperamento, la parte biológica del individuo. Mi base era la teoría del apego. Entonces encontré los trabajos de Elaine Aron y, comparando con los datos que tenía en aquella época, me llamó la atencion la sensibilidad diferencial al entorno.
Entonces en 2012 conocí al profesor Pluess y ahí empezó todo.
¿En qué proyectos has estado trabajando con Michael Pluess?
En el grupo de identificación de la sensibilidad en niños y adultos. Estuvimos haciendo la validación de cuestionarios y desarrollo de escalas para niños de preescolar en 2018-1019. Aún seguimos trabajando en algunos de esos datos, como la sensibilidad de los padres. También estamos colaborando con Daniel Klein de la Universidad de Brooklyn para fundamentar los correlatos biológicos del rasgo y el impacto de la sensibilidad ambiental en entornos educativos.
Él nos dio acceso a datos extraídos de episodios observados en laboratorio, para la sensibilidad ambiental y genética. Hemos aplicado un nuevo modelo de trazos de personalidad, diferente al esquema tradicional, para la descripción del temperamento y que incluye este rasgo de la alta sensibilidad en la descripción de variables y resultados. Aquí, estudiamos los niveles de cortisol, la activación cerebral… (una serie de marcadores).
En 2020 trabajé con Pluess y Aron acerca del contexto educativo. Actualmente, desde hace dos años, estamos estudiando los métodos observacionales para observar la sensibilidad en treinta bebés de tres meses. Observamos su interacción con la madre y recogemos datos acerca de los ritmos de respiración y la conexión entre ellos. Esto es aún un proyecto piloto.
¿Como medís en niños tan pequeños?
Hemos desarrollado una serie de estímulos, como acercarles un cepillo, dejar caer un libro, caras sonrientes y enfadadas. Después, medimos cómo procesan esos estímulos, cuánto tardan en reaccionar y cómo reaccionan ante dichos estímulos. Medimos, de esta manera, la sensibilidad sensorial. Además, hemos manipulado el ambiente y la interacción social a través de estímulos tanto positivos, como negativos, como cantar, sonreír, caras enfadadas, la técnica de “restricción de armadura” (armor restraint) para medir su nivel de frustración. Observamos, según el paradigma PSF “cara quieta” (still face paradygma), qué ocurre cuando la madre se queda quieta y cuánto tarda el niño en reaccionar y cuáles son sus estrategias para la regulación emocional. A veces, las madres piensan en otra cosa y medimos cuál es la reacción de los bebés cuando perciben esto, y qué estrategias son ligeramente estresantes, como la respuesta de los padres y su sensibilidad ambiental.
Entonces, hay algunas variables que vienen de la fisiología y otras vienen del ambiente y de la manera de cuidarles (parenting models). Supongo que aprendemos a copiar las reacciones.
En efecto, se trata de medir en las personas altamente sensibles, en las cuales hay un mayor impacto del cuidado parental, pues son más sensibles a los cambios y la falta de atención. La habilidad de un progenitor para proveer cuidados influye directamente en el aprendizaje de la regulación emocional del niño. Del mismo modo, observamos, también, cómo reaccionan al ambiente.
Antes has comentado algo de las teorías tradicionales de temperamento, dinos algo más de ello.
Son las que se usan habitualmente para medir las diferencias individuales en la infancia. Como sabéis, estos estudios de alta sensibilidad comenzaron a realizarse con adultos y luego se aplicaron a niños. En los años setenta había un marco diferente, que llamamos tradicional. Esto es a lo que me refiero con las teorías tradicionales.
¿Consideras la sensibilidad una parte biológica del ser humano?
Sí, pero eso no excluye que pueda ser influida por la experiencia prenatal y postnatal. Sabemos, por estudios genéticos que la sensibilidad es, en parte, heredable, pero también hay estudios que demuestran (Boyce and Ellis) y desarrollan la teoría de la sensibilidad ambiental. Por ejemplo, la ansiedad prenatal en la madre, o la calidad del ambiente en el primer ambiente postnatal influyen de alguna manera en la reactividad al ambiente.
Esto, por ejemplo, se hace midiendo el nivel de cortisol de la madre durante el embarazo. Hassary y Pluess verifican que un 50% de la sensibilidad es genética y el otro 50% viene del ambiente. Hay estudios recientes que demuestran que la sensibilidad del bebé se ve influida por los rasgos de la madre durante el embarazo. El cortisol puede pasar a através de la placenta (Hartman y Belsky).
También hay estudios que demuestran que, si las madres tienen más ansiedad durante el embarazo, los niños son más reactivos temporalmente.
¿Cómo validáis los cuestionarios?
En la Universidad de Florencia, Annalaura Nocentini, usó un grupo de control para validar los cuestionarios y escalas. La profesora Nocentini hizo una asociación entre temperamento y personalidad. Ella probó que el ambiente fuera un resultado de la intervención. En Bélgica se realizó algo similar.
Para validar los cuestionarios es importante medir la correlación con algunos rasgos de personalidad en función de la edad y cómo ésta correlaciona con la sensibilidad ambiental. Pero no son lo mismo. Para ello, hay que hacer una validación de convergencia y discriminación. En adultos se vio que está relacionado con neuroticismo y apertura, pero tampoco son lo mismo. La correlación, en realidad, no es muy alta.
Además, es importante llevar a cabo un análisis de los ítems para ver si funcionan. La distribución ha de ser normal en el cruce de los ítems y se obtuvo una distribución sesgada a la derecha. Esto es debido a que, en otros países puede haber algún ítem que da puntuaciones altas. Si hay un ítem que, por lo que sea, en un país siempre logra una puntación alta, ese ítem no discriminará entre las personas de ese país. Por tanto, hay que conseguir unos ítems que consigan una distribución normal.
Lo ideal sería tener alguna medida de la validez en términos del esquema de impacto ambiental que perciban el estilo familiar, la ansiedad y la depresión.
¿Cómo seleccionáis la muestra para realizar los análisis?
Es al azar, recogiendo información de diferentes ciudades, redes de trabajo…y cuantos más sujetos, mejor. Se hace con análisis factorial confirmatorio. Se correlaciona con los modelos afectivos haciendo un análisis exploratorio bivariado.
Has realizado varios estudios sobre el impacto del COVID en la psique infantil y juvenil ¿Puedes darnos un breve resumen de tus hallazgos?
Durante el confinamiento seguimos recogiendo algunos datos en niños de infantil y primaria: vimos que la presencia más asidua de los padres tuvo un impacto positivo. Creíamos que tendríamos más reactividad emocional en los niños altamente sensibles, pero no: decreció, esto es, los niños altamente sensibles tuvieron menos problemas de comportamiento cuando el ambiente familiar era positivo y los padres estaban emocionalmente conectados con ellos. Si los padres están menos estresados, eso impacta positivamente en los niños, incluso estaban mejor que antes. En resumen, no fueron más afectados por el confinamiento, sino que fueron los que mejor aprovecharon las condiciones a su favor.
¿Teneis resultados con adolescentes?
Hemos trabajado con niños de edades entre preescolar y escolar, es decir, educación infantil y primaria, y su manera de externalizar problemas de comportamiento, pero no tenemos datos de adolescentes aún.
¿Pudo influir también la reducción de estímulos sociales? Al no ir a la escuela, menos estrés procede del ambiente escolar.
Exacto: tenemos datos que demuestran que así fue. Decrecieron los casos de reactividad y problemas de comportamiento, quizá por haber menos presión por parte de la escuela. Si se sienten bien apoyados y hay un ambiente menos estimulante puede ayudar. Pienso también en casos de homeschooling que pueden funcionar mejor para ciertos niños, en este sentido, con sensibilidad al ambiente.
Otro de tus estudios evalúa el impacto de la naturaleza y los animales en personas con alta sensibilidad, ¿cuáles fueron las conclusiones?
No solo la naturaleza y los animales, sino también el arte y la música. Remito a los estudios de Anna Lisa Setti de la Universidad de Cork. Ella me contactó durante el confinamiento y estaba estudiando este tema, e intuía que podía estar relacionado, así que hablamos y dio como fruto ese trabajo al que te refieres.
Es una experiencia inicial acerca de la relación entre la sensibilidad y la conexión con la naturaleza. Potencialmente, estos individuos experimentan una emoción mayor ante los parajes naturales. Asimismo, son positivamente influidos por el entorno natural. Se ha comprobado en adultos, y ahora estamos pensando estudiarlo en niños.
¿Se han documentado diferencias en la sensibilidad relacionadas con la cultura o el género?
No hay especiales diferencias por causa de género o cultura, aunque el entorno afecta y hay una parte biológica. Los cuestionarios han sido desarrollados en específicos contextos, así que hace falta validarlos y ver si funcionan igualmente en otros países. La traducción y las connotaciones lingüísticas tienen mucho que ver. Los trabajos de Annalaura Nocentini (en prensa) relacionan introversión y sensibilidad ambiental en niños italianos, pero no podemos tomar eso como un rasgo cultural, sino compararlo y usar medidas que sirvan equitativamente para todos los países, para evitar sesgos y desvíos.
Tambien has estudiado el efecto de rumiación (rumination) en la depresión, ¿qué puedes decirnos al respecto?
Tomamos datos a los 3, a los 8, 9 y 10 años, longitudinalmente. Podemos identificar precursores de la depresión, y la rumiación es uno de ellos, es decir, la rumiación puede predisponer a la depresión. La profundidad de procesamiento sensorial y mental en las personas altamente sensibles puede desembocar en rumiación, en contextos específicos que explicaré a continuación.
A los 3 años no eran más rumiantes que otros. Procesan con más profundidad, pero eso no era un factor predictor. En realidad, tienden a rumiar cuando el estilo de cuidado parental (parenting) es permisivo: si no tienes unos límites (boundaries) bien delimitados, se les deja solos y entonces tienden a pensar más.
¿Cómo podemos ayudar en la gestión emocional?
Tú como padre enseñas directa e indirectamente, por cómo te comportas y cómo regulas tus propias emociones. Si las aceptas, aprendes que pasan después de un momento. Aceptar, reconocer y si se puede, se habla y se reflexiona con ellos sobre lo que ha ocurrido, sobre cómo prevenirlo o hacerlo diferente la próxima vez. Así, luego, puede uno dirigir la atención a otra cosa, sabiendo que aquello es algo episódico, sin hacer de ello un drama o algo punible. Hay que enseñarles que no han de tener miedo a las emociones; si las aceptas, aprenden que las emociones pasan, no hay que cargarlas con culpa o juicio, permaneces con ellos un poco y dejas que pase. Como padres, no debemos criticar las emociones negativas, ni insistir en ellas, ni obviarlas, simplemente reconocerlas y dejar que sucedan, sin alimentarlas ni prolongarlas más de lo necesario. Hay que normalizar las emociones, todas, en especial las negativas.
En muchas sociedades actuales, hay un estigma acerca de ciertas emociones como la ira, la rabia, la tristeza, que se supone que no podemos mostrarlas o hablar de ellas.
Como padres podemos reflexionar, de acuerdo con su edad, y ser ejemplo de cómo comportarse si explotamos emocionalmente. La educacion emocional que tenemos acusa, se trata de relativizar, y no juzgar o aumentar el impacto de estos episodios.
Hay un bello libro que se llama “Te quiero, aunque”, de Debi Gliori y Chiara Carminati, que fomenta esa aceptación de los defectos, un amor más incondicional. Son un zorro padre e hijo, y van usando esas frases con episodios de la vida cotidiana.
También supongo que la propia percepción, observarse cuando estamos llegando a un punto, puede ayudar a reeducar nuestras expresiones.
Sí, leí algo sobre mindfulness, ansiedad y alta sensibilidad: quienes la practicaban se ven menos afectados por el estrés. Son recursos que pueden ayudar a niños altamente sensibles y adultos también. El aprendizaje de estas y otras estrategias como yoga, meditación y técnicas que ayuden a permanecer presente, a no preocuparse por lo exterior que pasa, a concentrarse. Todo esto puede ayudar frente al excesivo procesamiento mental.
¿Cuál es el impacto de las palabras en las emociones, para entender mejor lo que nos pasa? ¿Cómo a través del lenguaje podemos modular nuestro mundo cognitivo y gestionar las emociones? Sabemos que verbalizar, ayuda a expresar, a identificar los síntomas y reestructurar tus pensamientos.
Enseñar y aprender a regular las emociones es fundamental, y definitivamente podemos hacerlo a través del lenguaje. Creo que sí es posible reestructurar tu pensamiento a través de las palabras, enseñar a regular las emociones a través del lenguaje.
Finalmente, nos interesa saber si hay alguna aplicación de estos estudios para el ámbito educativo que puedas compartir:
Es definitivo el impacto de profesores y de los padres. Son importantes las figuras con las que desarrollar apego positivo, así que un estilo tutorial sano puede ayudar muchísimo.
¿Tienes un tipo de escuela especial que prefieras o recomendarías para personas altamente sensibles?
Conviene una escuela que focalice en la gestión emocional y que integre, que trate al individuo no solo mentalmente, centradas en contenidos, sino que desarrolle otros aspectos como las emociones y el aprendizaje. Más que una corriente o tendencia, creo que la calidad de la interacción con los profesores es fundamental, como he comentado.
Todos los niños son diferentes y deben desarrollar su potencial. Incluso dentro de los altamente sensibles encontramos mucha variedad. No basta con una fórmula fija, sino que hay que flexibilizar y adaptar la educación.
A veces hay adultos que me dicen “oh, pero yo no soy una orquídea”, y les digo “pero eres un maravilloso diente de león”.
Si tuvieras que dejarnos una frase clave, ¿Cuál sería?
Necesitamos aceptarnos como somos, y permitir a los niños hacer lo mismo