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Sobreexcitabilidad
by Luis Manuel Martínez Domínguez / junio 9, 2023

Cómo se generan heridas en la interioridad durante el periodo prenatal

Según diversas investigaciones, la sobreexcitabilidad tienen una base genética, pero también estámoldeado por factores ambientales (Hartman, Belsky y Pluess, 2023). Este moldeamiento es la consecuencia de la educación o deseducación prenatal que recibe el no nacido, que de forma habitual es no intencionada, pero el no nacido está siendo educado…

Según diversas investigaciones, la sobreexcitabilidad tienen una base genética, pero también está
moldeado por factores ambientales (Hartman, Belsky y Pluess, 2023).

Este moldeamiento es la consecuencia de la educación o deseducación prenatal que recibe el no nacido, que de forma habitual es no intencionada, pero el no nacido está siendo educado desde el primer instante de su concepción por el impacto del Cosmos y las personas, en particular por las personas más próximas y de manera determinante, por la gestante y su «nosotros-íntimo» al que entra a formar parte el no nacido como una bendición, como alguien buscado y esperado incondicionalmente, como alguien buscado y esperado con ciertas expectativas que condicionan la plena aceptación o incluso como contratiempo o alguien no deseado.

Este primero recibimiento impacta en la sensibilidad apertural que se encuentra en acto desde el primer instante de la concepción (Martínez-Domínguez, 2022; Polo, 2016). Así, el no nacido, aunque no pueda pensar, pues no tiene desarrollada esa capacidad, si puede captar el amor más o menos condicional o incondicional con el que es recibido, el miedo, la angustia, etc. y todo esto, condiciona de una forma muy considerable el desarrollo y el que la sensibilidad quede más o menos herida durante esos meses de gestación.

Aún siendo acogido con un amor incondicional, el no nacido vivencia una ambiente con experiencias que le pueden ayudar a crecer con serenidad o al contrario, crear estados de alerta que alteren incluso su desarrollo biopsicológico.

Según los últimos estudios, se sostiene la existe de toda una gama de mecanismos biológicos involucrados en el desarrollo del bebé que llegan al no nacido expuesto al daño, a una autoconfiguración defensiva o protectora ante la herida en su sensibilidad, que se muestra hiperalerta a posibles impactos hostiles que pueden llegar de cualquier persona, incluso de aquellas que se presuponen amantes incondicionales.

El recién nacido tiende al amor, pero con su sensibilidad herida, el miedo se instala en su forma de convivir y lo normaliza como motivación habitual para actuar.

En la somatización de estas experiencias llama la atención la posibilidad de que los bebés sobreexcitables pueden verse afectados en su epigenética, llegándose a modificar el gen incorrecto o no agregar un compuesto a un gen, provocándose una actividad o inactividad genética anormal, lo que puede ocasionar trastornos genéticos o al menos ciertas variaciones en las tendencias innatas de las que la persona deberá adueñarse en su educación.

Según las conclusiones de Hartman, Belsky y Pluess, (2023) las diferencias genéticas, el género, así como el momento, la duración y la intensidad de las exposiciones prenatales al daño pueden moderar los efectos de la programación prenatal en la susceptibilidad ante el entorno postnatal.

Los autores dejan claro que el daño prenatal no predispone de forma necesaria a que una persona tenga un desarrollo problemático pero sí puede producirse un aumento de la sobreexitabilidad en la persona al entorno postnatal, tanto adverso como al de apoyo.

Una conclusión paradójica, que da para pensar, es el estrés prenatal en realidad puede fomentar el desarrollo positivo si se combina con entornos postnatales de apoyo y cuidado.

Reflexiones ante este hallazgo

Lo primero que se puede extraer es que si los contextos siguen aumentando en estrés prenatal, la consecuencia lógica sería en que siguiera aumentando el número de niñas y niños con alta sensibilidad.

Por otro lado, sería razonable que se vayan produciendo cada vez más abortos naturales por los cambios epigenéticos o que de nacer, esos cambios epigenéticos lleven a la persona a vivir con ciertos problemas de origen genéticos como podrían ser temas relacionados con el cáncer u otros trastornos metabólicos o degenerativos.

Atendiendo a la paradoja del daño como generador de personas especialmente sensibles y empáticas y que seguidamente cuentan con un entorno de apoyo y cuidado seguro, resulta esperanzador para atender a todos esos bebés que nacen en entornos vulnerables con especial celeridad. La reacción de una comunidad que cuenta con este dato, debe ser la de invertir muchos más preparación, personas, esfuerzos y recursos a la educación de 0 a 3 años.

Si esto no ocurre, la alta sensibilidad, en lugar de ser una oportunidad para el amor, se puede convertir en una capacidad hiriente, irritante, que puede llevar a las personas a tomar decisiones de odio, de huida de la realidad, de conflicto o dependiendo del temperamento, personas sumisas y dependientes, con graves dificultades para disfrutar de la vida por su falta de confianza.

Otra reflexión sería que ante un mundo en el que más niños y niñas nacen en contextos de daño y siguen su etapa postnatal en el mismo entorno, las personas más prósperas serán las más insensibles. Y personas insensibles sin educación sensible, pueden ser alimentadores de un mundo de lucha de poderes en la que las personas sensibles quedan más dañadas, desmotivadas y emocionalmente enfermas.

Desde el punto de vista de la clinicalización de las personas con alta sensibilidad, al sufrir alteraciones en el eje HPA (eje hipotálamo-pituitario-suprarrenal), pueden producirse alteraciones en el estado de ánimo. Esto puede ocasionar estados de depresión que tal vez, pudieran ser evitadas por la adecuada educación prenatal sensible o postnatal temprana.

Conclusiones

Así las cosas, la educación prenatal sensible no es un lujo, sino una necesidad para nuestro tiempo. Y seguidamente, conviene que la educación sensible sea la práctica habitual de los centros escolares, pues no basta formar competentes sin corazón o con corazón heridos, sino personas con un gran corazón, que les lleva a ser competentes para el amor.

Bibliografía

Hartman, S., Belsky, J., & Pluess, M. (2023). Prenatal programming of environmental sensitivity. Translational Psychiatry, 13(1), 161.

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