Bienvenidos
Desintegración positiva
Alta Inteligencia Sensible
Educación Sensible
Persona altamente Sensible
Sobreexcitabilidad
by Miryam Muñoz Guitart, Cristina Rodríguez Álvarez / abril 10, 2023

Fernando Yoldi

FERNANDO YOLDI Terapeuta de polaridad y osteópata, pintor y bailarín. Facilitador de Biodanza otra mirada y de DBES (Danza Basada en Educación Sensible) en el Centro Escucha (Pamplona), del que es director. Participa en el Centro multidisciplinar de salud, deporte y bienestar UneOnak (San Sebastián) y en el Programa SociARTE…

FERNANDO YOLDI

Terapeuta de polaridad y osteópata, pintor y bailarín. Facilitador de Biodanza otra mirada y de DBES (Danza Basada en Educación Sensible) en el Centro Escucha (Pamplona), del que es director. Participa en el Centro multidisciplinar de salud, deporte y bienestar UneOnak (San Sebastián) y en el Programa SociARTE del Museo Universidad de Navarra (MUN). Delegado en Navarra de la AEES (Asociación Española de Educación Sensible).

  1. ¿Cómo conociste el término PAS?

El término PAS llega a mi vida a través de una clienta que un día me dijo: “tú eres PAS” y me recomendó un libro de Eleine Aron sobre la alta sensibilidad. En un principio no le di mucha importancia, pues no era algo sobre lo que yo quisiera indagar. Que soy muy sensible era algo que yo sabía desde hace tiempo.

  • ¿Por qué lo sabías?

No sabía que existía un rasgo que se estaba estudiando científicamente ni sabía nada de los cuatro pilares que lo carecterizan, pero, como te conoces, o al menos lo intentas, desde los 25 años, me di cuenta de que tenía una sensibilidad especialmente alta. He vivido una etapa en mi vida menos consciente de mi sensibilidad, protegiendome más y quizás, ahora puedo entender qué es lo que estaba ocurriendo. Aunque aquellos tiempos los viví con poca consciencia, a través de relaciones, amigos… me he dado cuenta de con quién prefería vincularme, de quien quería rodearme, lo que valoraba, que cosas men llamaba más la atención hacer o no hacer. 

Para mí no fue una sorpresa, pero estuvo bien que ya estuviera escrito, para poder trabajar un poco mejor con ello. Elaine Aron fue la que puso un primer peldaño para que yo pudiese acercarme al mundo de tal forma que los demás me entendiesen con cierta credibilidad y no dejasen de verme como un “extraño”.

  • ¿Cuándo lees el libro te sientes identificado?

En parte sí, aunque no en todo. Lo di a conocer a las personas cercanas: mis padres, familia, amigos, y al leerlo ellos empiezan a comprenderme mejor, a identificar en mí los aspectos del rasgo que se describen en él. Pero para mi lo más interesante ha sido encontrarme con un campo nuevo, interesante, que suscitó mi interés en seguir investigando y me ha llevado a conocer a otros autores y otros enfoques de estudio sobre la alta sensibilidad. El enfoque desde la antropología es el que más me interesa. Esa parte más trascendente o apertutal que tiene el rasgo es con la que más he disfrutado. El cuerpo y la trascendencia son dos elementos que para mí, en mi vida, han sido y son muy importantes.

  • ¿De qué manera hiciste/haces la conexión entre ser altamente sensible y todo lo relacionado con el arte con el cuerpo?

Mi creatividad se expresa a través del arte y siento que el cuerpo es una herramienta vital para conectar con mi sensibilidad y la realidad. Para mí, la sensibilidad y el arte están intrínsecamente unidos en la expresión creativa. Aunque a veces el trauma puede separar la sensibilidad de la realidad, cuando conecto la buena voluntad, la comunicación y el fluir, puedo unirlos con consciencia y profundidad. Cuando trabajo con mi cuerpo, no se trata solo de una actividad física, sino de una expresión de mi creatividad y una forma de conectar con la unidad que existe entre la mente, el cuerpo y el espíritu. Para mí, danzar y trabajar con mi cuerpo no es una actividad deportiva estructurada, sino una forma de expresión creativa y de conexión con mi ser interior. Cuando danzo, no se trata sólo de mover el cuerpo, sino de utilizarlo como herramienta para expresar mis emociones y mi creatividad. En resumen, para mí, la danza es una forma natural y libre de conexión con mi cuerpo y mi sensibilidad .

  • Y esta danza, no tiene estructura, ni pasos concretos…. va saliendo, va fluyendo, ¿no?

Esta entrevista tendría que ser bailada para entender esto bien y no estar aquí medio paralizados pensando bien las palabras que usamos para poder expresarnos.

  • ¿Tú crees? Habría que luchar con muchas cosas…

En solo cinco minutos de danza en grupo, podemos experimentar cambios significativos en nuestra actitud, comportamiento y relaciones interpersonales. Aunque estos cambios no sean permanentes, nos permiten reflexionar sobre nuestra capacidad de transformación personal y autoeducación. Esta experiencia puede tener un gran impacto en nuestras vidas y enseñarnos a mejorar en diferentes aspectos. Por ejemplo, trabajando la relación entre profesor-alumno con estudiantes de Magisterio en la Universidad de Navarra, pude ver que con un par de danzas experimentaron la importancia de respetar la originalidad de sus futuros alumnos y el desafío que supone acompañarles conociendo su propio ritmo. Fueron conscientes de su propia capacidad de transformación personal, a través de la música y la danza, en unos pocos minutos.

  • Pero, Fernando, empezamos a danzar ¿Cómo? ¡Me muero de vergüenza! ¿Cómo que empezamos a danzar?

El pudor es muy sano porque expresa la desnudez y el cuerpo en sí no quiere exclusivamente que le des de comer. Está pidiendo algo que va más allá.

Es cierto que al principio puede ser difícil dejar atrás la vergüenza y soltarse, pero creo que es importante recordar que estamos rodeados de personas que también están ahí para disfrutar y pasarlo bien. Además, el ambiente en un lugar de danza suele ser muy acogedor y amistoso, lo que puede ayudar a que nos sintamos más cómodos. Es como si formáramos una familia por un momento.

La música, el vínculo con los demás que se pueden experimentar al danzar, ayudan a abrirse a nuevas experiencias y a estar más conectado con los demás. Si te enfocas únicamente en tu propia vergüenza, te estarás perdiendo la oportunidad de danzar con los demás y de dejarte llevar.

La clave es entregarse al movimiento desde nuestro Origen, y esto nos fortalece y nos ayuda a crecer como personas. Buscamos que nuestro movimiento esté completamente habitado por quienes somos desde nuestro Origen. Si nos auto referenciamos– que es lo que hace la vergüenza- nos perdemos en nosotros mismos y, al final, esto suele terminar en rotura. Si trascendemos ya no solo danzamos con el otro, incluimos a un tercero -el Origen- por el que nos dejamos llevar. Es una entrega abierta.

  • ¿Habría que danzar con alguien en específico? Es decir, si las cosas son tan profundas y van a despertar tantas cosas, ¿valdría cualquiera para danzar?

Yo creo que sí, cualquier persona dispuesta a danzar sería adecuada. Si siento que el otro también está abriendo su corazón y viviendo el encuentro desde la sensibilidad, me da una sensación de seguridad. Creo que en este entorno seguro, todos estamos en el mismo barco y el grupo nos brinda apoyo para nuestra fragilidad. Es sorprendente cómo uno puede cambiar de conducta y actitud rápidamente y dejarse llevar. A menudo, la gente dice que en solo quince minutos siente como si conociese a las personas desde siempre. Estar en conexión con la realidad es como un acorde en guitarra, cuando estás tocando varias notas en armonía. Si estás en armonía con la realidad, te ajustas y aceptas lo que hay, poniéndolo en la justa medida y te relacionas con tus cinco sentidos, entonces aparece un asombro por la realidad. Amedeo Cencini nos invita a despertar nuestros sentidos internos para abrirnos a una forma de vivir la realidad y la vida desde el corazón. Nuestros sentidos son nuestro puente con la realidad y si empleamos nuestros sentidos internos, los sanamos y los recuperamos, entonces nuestro corazón se dilata y se abre a una realidad del Origen.

  • ¿Cómo facilitas esa apertura? Si hay algo característico de los PAS es tener miedo a que por esa sensibilidad que manifiestas y eso que compartes que es muy tuyo y es muy íntimo, alguien te lo pueda machacar. ¿De qué manera permites que esas personas que son tan sensibles y que tienen ese mundo interior tan rico sean capaces de abrirse y hacerlo de manera sana, sin tener miedo a ese: ¡verás tú!? ¿Y, a su vez, sea como dices en tu web “sin forzar”?

Para facilitar la apertura en personas altamente sensibles (PAS), es fundamental respetar lo que hay dentro de cada individuo y permitir que la apertura surja de forma natural. Muchas veces, las PAS tienen miedo de que alguien pueda herir su sensibilidad y su intimidad, por lo que es importante crear un espacio seguro para que puedan expresarse sin temor.

En mis cursos de fin de semana, priorizo la creación de un espacio seguro donde los participantes puedan conectarse entre sí y consigo mismos. Fomento la sensibilidad y la conexión con el propio cuerpo a través de interacciones cuidadosas. Se les anima a explorar el movimiento y a expresarse auténticamente, desde su sensibilidad personal. Al final de la actividad, se brinda un momento para la reflexión individual y el procesamiento de la experiencia vivida.

La idea principal de la educación sensible, según la explicación de Luis Manuel Martínez, es que las personas sensibles pueden experimentar un mayor riesgo de heridas emocionales debido a su receptividad intensa. La educación de la sensibilidad busca desplegar los dones y el potencial auténtico que cada individuo tiene desde su origen, en lugar de intentar protegerlos. Para ilustrar esto, Luis Manuel utiliza la metáfora de un refugio donde una persona se resguarda de las situaciones dañinas que la rodean. Tanto los educadores, ya sean padres o profesores, como otras personas que quieran hacer educación sensible, deben ser conscientes de cómo ayudar a estas personas a salir de su refugio cuando todo lo que ven a su alrededor es doloroso y les resulta difícil enfrentarlo. La confianza desempeña un papel fundamental en este proceso, ya que si se confía, la persona se sentirá más segura para salir. Sin embargo, este proceso puede convertirse en un círculo vicioso, ya que si el entorno parece hostil, se generará desconfianza y la persona buscará construir un refugio aún más grande. Esto puede llevar al aislamiento y a la incapacidad de desarrollarse plenamente, ya que cualquier evento externo seguirá generando dolor y limitaciones en su vida.

Por ello, en las clases, enseñamos a las personas cómo pueden cambiar su situación actual y sentirse más seguras. Esto implica reconocer que están en una situación de inseguridad y tomar medidas para salir de ella.

  • Esto es difícil, porque puedes haber estado construyendo este refugio toda la vida…

La sensibilidad no es exclusiva de valientes. Por ejemplo, existe una forma de expresión llamada Danza de valentía que resalta la sensibilidad. La sensibilidad nos permite conectar con nuestro hogar interior, donde tomamos decisiones en colaboración con nuestra esencia más profunda. No podemos construir un hogar interior como individuos aislados, solo podemos crear un refugio. El verdadero hogar interior se construye en unión con nuestra fuente de origen.

  • Pero en ese refugio puede ser el peor del mundo, pero al menos no hay daño que no puedas controlar…

Pero no hay satisfacción. Estás en la cueva y no te mojas cuando llueve, pero no sueltas el hacha.

  • Claro, has acabado ahí asumiendo que eso es lo mejor…

    No asumes que eso es lo mejor. Digamos que te sientes insatisfecho y piensas que, de alguna forma, eso es lo que más te va a poder ayudar a poder sobrevivir.

    • Es lo único en lo que puedes vivir aceptando ese nivel de sufrimiento…

    Para habitar un hogar interior auténtico, es importante no resignarse ni ser sumiso y evitar el auto daño. Es clave reconocer que algo más grande nos protégé y nos cuida de todo daño, aunque no de las roturas. Caerse de la bicicleta es inevitable cuando se aprende a montar. La clave es sentirse amado antes de subirse, así aunque te caigas, seguirás sintiéndote amado. Si pierdes esa sensación de amor en tí cuando te caes, estás buscando validación en el éxito en lugar de en ti mismo. Danzar es una forma de conectarse con el hogar interior y abrirse auténticamente desde el corazón.

    La vergüenza me impide avanzar a la siguiente orilla, donde mi movimiento se vuelve repetitivo y automático, indicando que estoy en un refugio.

    No sé si habéis danzado alguna vez con alguien que no tenga ritmo. Es un caos. Vivir la vida sin orden, es caótico. ¿Qué le ocurre a la persona que vive sin orden? Pues que existencialmente entra en una pérdida de valores y entra en desconexión con su forma ordenada de ser. Generalmente, suele ser que hay problemas en las relaciones interpersonales. En ocasiones, seguimos el ritmo de los demás. Pero en la danza como en la vida cada persona tiene su propio ritmo y es importante encontrarlo. No se trata de imponer nuestro ritmo a los demás, sino de encontrar nuestro verdadero ritmo interior. Como facilitador del proceso, mi tarea a través de la danza es ayudar a cada persona a encontrar su propio ritmo.

    El ritmo es clave para conectarnos con nuestro cuerpo y recibir del Origen. Debemos ser claros sobre lo que queremos incorporar, como la tierra que recibe el abono. Vivir sin sentido y bajo valores ajenos es caótico. Esto lo podemos ver con el cuerpo, porque no engaña. Te puedes auto educar dándote cuenta de que la falta de ritmo te demuestra que has entrado en una repetición y estás siempre haciendo el mismo ritmo, cuando el ritmo desde el hogar interior es siempre evolutivo. El ritmo es de los ejercicios danza de mayor entrega que hay. Si quieres empezar a darte cuenta de qué dones o qué recursos tienes es muy importante que encontremos ese orden superior que va a encontrarse en nuestra vida.

    • Como comentabas sobre el refugio, cuando uno lo hace para que nada le haga daño, le perturbe… al final, se pierdo también lo bueno, porque  se constriñe el corazón.

    Hay refugios emotivos e intelectuales de muchos tipos. Los emocionales se alimentan de la razón y pueden ser dramáticos y exagerados, viviendo en constante peligro. Construimos una coraza emocional para protegernos, pero esto se ve enseguida en el cuerpo. La emoción que se queda dentro hace mucha presión y se vive como drama.

    Stanley Keleman, habla sobre la anatomía emocional y explica muy bien cómo funcionan.

    Una persona que está sobredimensionada es por alguna razón, pero la razón no es la buena, sino la que mantiene esa sobre dimensión. Por ejemplo, “como en exceso porque me lo merezco”.

    Ir viendo esos refugios, corporalmente, es algo súper interesante. Sería genial danzar los refugios y los hogares interiores para ir conociendo cómo gestionar esas emociones.

    • ¿Te ha pasado alguna vez que alguien no fuera capaz de romper con esa vergüenza, miedo, salir de su refugio…?

    La apertura implica una actitud de espera sin expectativas concretas. A medida que uno gana confianza, puede experimentar una sensación de calma en lugar de una intensidad abrumadora. El objetivo es aprender a apoyar lo que nos da gracia o desgracia, sin buscar un resultado específico, pero manteniendo una dirección clara. Por ejemplo, la práctica de la danza de la eutonía puede ayudarnos a aceptar las cosas como son en lugar de resignarnos a ellas. Al trabajar con emociones como la rabia, la rebeldía y la frustración, es importante mirar hacia nuestro propio corazón y preguntarnos cómo podemos acercarnos al otro siendo más auténticos.

    • Al final hay una base de sinceridad, sobre todo, con uno mismo…

    Si, es honestidad. Que es la propia comunión con uno mismo. Sobre todo, qué es lo que yo tengo para ofrecer al otro, qué es lo que yo quiero hacer. Esto ocurre mucho en las relaciones padres-hijos, relaciones de trabajo, en la salud, entornos en los que tenemos que ajustarnos a una realidad abierta que, sin un buen planteamiento objetivo, es muy difícil entrar. Como dices, es una base de sinceridad.

    Esto es un poco lo que nos acerca a el habitacionismo. La subjetividad, la objetividad, la acción y la contemplación. En estos cuatro niveles hay algo en lo que tú puedes empezar a conectar de una forma muy verdadera con el otro.

    • Yo esto lo llamo estar en la misma sintonía. Me ha pasado con personas muy distintas y, aunque piensen o vean las cosas de manera distinta, hay un punto de conexión que es brutal…

    Hay una plenitud en la que tú puedes ser desde tu manera original.

      En nuestras clases de danza, realizamos numerosos cambios de pareja y es común observar cómo una persona que puede comunicarse de manera efectiva con un compañero, en la siguiente pareja puede tener dificultades para danzar con la misma soltura o fluidez, incluso si conoce perfectamente la melodía. Esto puede deberse a varios factores, como la dominancia u otros elementos subjetivos que tienen un gran impacto en la interacción. Es fascinante abordar estos fenómenos subjetivos de una manera objetiva.

      El movimiento revela mucho sobre nosotros: si nos comprometemos nos escapamos, si nos abrimos de corazón, si nos protegemos… Hay mucho que aprender a través de la escucha del cuerpo. El cuerpo nos habla con sus gestos y movimientos, y es esencial encontrar un sentido único y exclusivo del Origen desde el cual nos alimentamos, para influir en nuestro cuerpo y permitir que esos «influjos existenciales» se integren en nuestra vida. De esta manera, podemos habitar plenamente en esa entrega.

      • Puedes llegar a vivir algo tan fuerte, tan personal, tan íntimo… que debe ser una pasada experimentar esto…

      Lo que estás experimentando es una profunda comprensión de ti mismo, sin depender de la opinión de los demás y reconociendo que nadie tiene la verdad absoluta. Lo que realmente importa es conectarte contigo mismo desde ese Origen, esa fuente que te da la vida. Es desde ahí donde aprenderás y serás guiado por el amor que la vida te ha dado. ¿Quién mejor que el Amor para enseñarte a amar?

      Las personas altamente sensibles tienen un procesamiento profundo y algunas perciben su cuerpo con gran detalle y matices. No necesariamente tienen problemas somáticos, sino que requieren de aprendizaje para manejar su sensibilidad. Personalmente, a los 25 años, durante un curso de masaje, descubrí que lo que sentía no era mío, sino que era por mi empatía y entrega al servicio del otro. Me di cuenta de que muchos dolores que había somatizado corporalmente no eran propios. Para mi fue importante tomar conciencia de esto y tuve que aprender a gestionar la sensibilidad para no confundir lo que es propio con lo que es ajeno.

      Luis Manuel explica esto diciendo que hay una sensibilidad de tipo emotiva que, con tanta intensidad, produce muy poca claridad. Se trata de personas que, cuando se les pregunta «¿Qué te sucede?» tienden a responder con un «No lo sé». Aunque en realidad tienen una gran cantidad de emociones y pensamientos que los abruman, y puede ser difícil para ellos articularlos en el momento. Pero con paciencia y ayudándolos a dar pequeños pasos, comienzan a abrirse y expresarse con mayor profundidad. En algunos casos, su emotividad puede ser bastante intensa o compleja.

      Por otro lado, existe una capacidad intuitiva que va más allá de la empatía con los demás. Personalmente, poseo una gran sensibilidad corporal empática, debido a que soy muy kinestésico. En mi trabajo como osteópata, hay veces que puedo anticipar lo que la persona le duele antes de que lo diga, gracias a los signos que su cuerpo me está transmitiendo. Entiendo que esta habilidad puede resultar difícil de comprender y explicar para aquellos que tienen una sensibilidad más baja, ya que suele ser malinterpretada como algo extraño o raro.

      2. Las personas que acuden a estos clases lo hacen porque tienen alguna dificultad, por gustos, búsqueda de sentido… ¿Por qué acuden realmente?

      Acuden por todo lo que has comentado y también porque tienen curiosidad, quieren conocer qué es auto educarse, sobre todo desde la experiencia corporal y la sensibilidad. Se dan cuenta de que se mueven de forma más auténtica, que son capaces de expresar, desde su sensibilidad, quiénes son -aunque no lo entiendan-, pero que han podido expresarlo en ese instante. También se dan cuenta de que se han sentido comprendidos en la expresión.

      Se ve que sobre todo hay una búsqueda de sentido, de calma, de sentirnos libres en la expresión, en un ambiente en el que me pueda sentir cómodo, que pueda ir perdiendo, como se ve en las clases, la rigidez. Vas viendo cómo se van entregando cada vez más confiadamente, se produce una transformación. Es como si te fueses quitando los andamios con los que han venido al inicio y a la mitad de la clase se dan cuenta de que esa muleta se la pueden quitar, van superando esas pequeñas dificultades… Mi objetivo con esto es que vivan en la unidad de esa sensibilidad.

      • ¿No podría ser que la gente pensara que no se encuentra bien o que su sensibilidad podría estar provocando algún tipo de patología y por eso acuden a este tipo de talleres?

      Al hablar de patologías es importante tener en cuenta el lenguaje que utilizamos. Nosotros no trabajamos con patologías. Eso es un tema sanitario. En nuestros talleres de danza no hacemos diagnósticos ni evaluamos si alguien es altamente sensible o no, ya que estoy en contra de etiquetar a las personas de esa manera. Las personas con cualquier nivel de sensibilidad, sea alta, media o baja son bienvenidas a participar. Sin embargo, si alguien tiene problemas diagnosticados en patología, debe acudir al médico. Antes que buscar el bienestar prefiero enfocarme en el bien-ser-con, en vivir bien estando en armonía con los demás y conmigo mismo, sin buscar el bienestar de manera forzada. Las clases son un encuentro continuo con el amor.

      • Sí que has hablado de que hay sensibilidades de todo tipo (alta, baja, media), ¿Pero notas alguna diferencia en el comportamiento, en cuanto al cuerpo, de las personas altamente sensibles?

      Sí, cambia muchísimo. Primero, porque si vives corporalmente de una forma, vas a vivir emocionalmente desde ahí. Puedes irte a cambiar la postura del cuerpo y vives la emoción de manera diferente. Con la alimentación esto se comprende fenomenal. Por ejemplo, para cenar te tomas unas longanizas con dos huevos fritos y un poco de cordero. Luego un cuscús picante y algo más. Así, ya sé cómo me voy a sentir mañana (o esta misma noche). Voy a saber qué emociones voy a tener, es evidente. Pero esto, no lo vemos con el cuerpo. Si yo lo que tengo es una lordosis en la 6ª cervical y mi cuello está sobre adelantado, apenas me voy a dar cuenta de que lo que tengo una postura de gamba. Para poder mirar el mundo voy a tener que levantar la cabeza, cuando lo único que tendría que hacer sería estirarme y así las vértebras se alinean. Emocionalmente, así me siento de una forma distinta a ir encogida todo el día.

      La parte corporal cambia la emocional, pero tengo que dejar de mirar la parte emocional para poder ver la corporal.

      La danza y la autoeducación nos sirven para ayudar a las personas a conectarse con su hogar interior. Por ejemplo, a través de tres danzas específicas, se busca encontrar el silencio del cuerpo y permitir que el amor hable a través.

      El objetivo es que la persona pueda autoeducarse con el amor y encontrar su brillo natural, eliminando lo que no es necesario y permitiendo que la apoteosis afectiva tenga lugar. Estas danzas pueden ayudar a las personas a salir de sus refugios mentales y emocionales, que a menudo están basados en la mentira y la tristeza.

      Una de las danzas se enfoca en salir de la tristeza y conectar con el origen, lo que puede dar una nueva perspectiva a la vida y abrir la mente a nuevas posibilidades. Otra danza se enfoca en la lucha y cómo esta puede ser transformada al conectarse con el amor y el origen. Se destaca la importancia de la participación desde el asombro y la apertura para que la experiencia sea rica y transformadora.

      • ¿Cómo se recupera el equilibrio del cuerpo y cómo se recupera el equilibrio emocional?

      Primero hay que saber cómo se consigue el equilibrio. El equilibrio tiene que ver mucho con la propia acción, entre lo que está dentro y lo que está fuera. Empezar a salir de mí para empezar a relacionarme con el otro, tiene mucho que ver con una máxima que sería la sensibilidad. Es decir, la extensión necesita equilibrio, si la llevamos al máximo, llegas hasta el éxtasis. El éxtasis, en la parte más física, es casi salir de tu propio cuerpo para entrar en una sensibilidad. La extensión, en su naturaleza máxima, tiene un buen regalo, es decir, vivir en la belleza de lo que está dentro como que está fuera, en ese equilibrio hermoso y bello, quiere decir que estoy entrando en extensión hacia la sensibilidad. Se que esto no es fácil de entender.

      ¿Cómo me acerco de forma equilibrada a los demás? Necesitamos que la persona encuentre cómo es vivir sintiendo la propia belleza. La contemplación de la belleza no es fácil, te puedes perder en ella. Tienes que tener los sentidos internos sanos para reconocerla, si no, es muy difícil que la puedas descubrir.

      La belleza está en todas las formas. Cuando somos la belleza, llegamos a la sensibilidad, al éxtasis de esa belleza. Entra en nosotros algo maravilloso donde empieza a haber una quietud y una calma, que se llama consuelo. Vivir sin suelo, vivir de forma desconsolada es doloroso. Esto te desempodera totalmente. Vives en la versión reducida de quién eres y quiénes son los demás.

      Share this article: